jueves, 16 de julio de 2015

¿POR QUÉ UN PORTAFOLIOS DOCENTE?










La profesión de profesor de Educación Básica entraña  retos y exigencias que son precisos, unos conocimientos y unas competencias, así como una preparación específica y un proceso de progreso en la carrera profesional.
La tradicional misión del profesor como «transmisor» de conocimientos ha quedado relegada a un nivel secundario para priorizar su papel como «facilitador» de los aprendizajes de los estudiantes. En esta nueva situación el profesor se convierte en un mediador, un guía, un orientador, es decir, se revaloriza la función más formativa del profesor, la de ayudar al alumno a aprender con el objetivo de que él luego sea capaz de hacerlo autónomamente.
Como consecuencia de todos estos cambios, la docencia se vuelve más compleja, porque no sólo exige conocer bien la materia que se ha de enseñar, sino también cómo aprenden los estudiantes cuyo aprendizaje ha de guiar y exige, además, conocer los recursos de enseñanza que se adecuen mejor a las condiciones en las que va a llevar a cabo su trabajo.
Como afirma Donnay (1996), uno de los ejes fundamentales que definen esta profesionalidad renovada es, sin duda, la reflexión sobre la práctica. Este principio es una condición indispensable para garantizar la capacidad de los profesores para adaptarse y, si es posible, prever los rápidos cambios que la nueva sociedad de la información plantea a sus tareas profesionales. Otro aspecto fundamental que define el perfil profesional del docente es el del trabajo en equipo y la colaboración. Caminar hacia una cultura de la colaboración frente a la cultura actual en la que siguen persistiendo actitudes de confrontación y aislamiento. La cultura de la colaboración es una de las estrategias fundamentales para la innovación, así como para el desarrollo profesional, ya que es un elemento que origina satisfacción en los sujetos, lo que influirá decisivamente en la calidad de la institución.
La idea del portafolio es una idea prestada de otros ámbitos profesionales: artistas, fotógrafos y arquitectos tienen sus portafolios, en los que muestran lo mejor de su trabajo. El portafolio docente supone un giro no sólo metodológico en relación con los modelos anteriores de análisis o evaluación de la enseñanza, sino también teórico, ya que una de las características que lo definen es la de que sea el propio profesor quien prioritariamente asuma el proceso de recogida de la información pertinente sobre sus actuaciones docentes y quien tiene el derecho y la responsabilidad de demostrar su profesionalidad. Esta estrategia se basa, fundamentalmente, en el hecho de que la calidad de la enseñanza es un «constructo» multidimensional y que como tal exige una aproximación holística y comprensiva de la misma.
La evaluación se considera más como «un camino» que como «una meta» y tiene, por tanto, como principal objetivo la mejora continua, es decir, contribuir a la formación permanente.

Tomado de:
El portafolio docente como estrategia formativa y de desarrollo profesional.
Amparo Fernández March
Universidad Politécnica de Valencia Universidad de Valencia


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